DIARIO ÍNTIMO 116
“La gloria solo tiene su pleno valor cuándo es innata. Quien solo posee lo que ha aprendido es hombre oscuro e indeciso, jamás avanza con pie certero. Solo cata con inmaduro espíritu mil cosas altas”. Píndaro
Sábado, veintidós de febrero de dos mil veinticinco
Me he levantado a las cinco y media de la madrugada porque necesito escribir, pero no sé sobre qué, y lo que es peor, empieza a darme igual hacerlo que no. Sospecho que este propósito es un sinsentido.
Pero hoy, todavía siento la necesidad de hacerlo…
El sultán Shahriar, inapelable juez del paso del tiempo necesita de las palabras, necesita historias, fantasía, imaginación, poesía. Las obtiene de Scheherazade. Cada noche un cuento y así ella y él, el poderoso sultán, ganan un día a la muerte. La vida hay que ganársela a diario, si no, no tiene sentido ni objeto. Yo también llevo dentro un sultán inflexible. Pero los cuentos me los cuento yo porque ninguna Scheherazade me asiste y yo solo me siento cansado. Nadie me cuenta cuentos y los míos ya me lo sé.
Dije hace unos días que eliminaría los capítulos lúgubres del diario porque sería una máquina, pero todavía no lo he hecho porque las máquinas no se deprimen, se oxidan, y yo estoy aquejado de los dos males: deprimido y oxidado. No tengo salida.
Hasta hace nada no me sentía presionado por el inexorable goteo de días que sostener con este diario; ahora, sin embargo, sí lo estoy, escribo de un día para otro con desesperación.
En cualquier momento me pararé y me sentaré en la cuneta a ver como avanzan los demás por el camino.
Quizá estoy próximo a una oportunidad de acabar con esto porque se acerca un momento significativo: el cumpleaños del diario, 21 años y miles de entradas que quedarán suspendidas y perdidas en la oscuridad del tiempo pasado, el que no existe.
Será el 13 de Marzo. Ese mismo día, de 2004, mis primeras palabras de la primera entrada fueron: “La patria es de nadie”. Jorge Luis Borges… Hacia tan solo dos días, el once, había sucedido el terrible atentado en Madrid con 191 muertos. Si cierro el diario el mismo día, pero de este año, al menos no habrá muertos, solo yo.
La Fotografía: Yo, recosido. Pura metáfora. La semana que viene otra vez, a un quirófano a que me hagan otro zurcido. Hoy aquí, con pocas palabras y como dice Píndaro, sin el talento necesario para alcanzar alguna gloria, solo intentando sobrevivir con algo de decencia.