MONÓLOGOS SOBRE ARTE 27 y 3
“Para escribir un libro esencial, el único libro verdadero, un gran escritor no tiene, en el sentido corriente, que inventarlo, porque ya existe en cada uno de nosotros, sino en traducirlo. El deber y la tarea de un escritor son los de traductor”. Marcel Proust
Jueves, veintisiete de marzo de dos mil veinticinco
“Proust mostró predilección por la pintura desde su adolescencia: Ya entonces fueron frecuentes sus visitas al Museo del Louvre y, más adelante, a numerosas exposiciones y colecciones particulares parisinas, interesándose sobre todo por la pintura holandesa del siglo XVII, la italiana del Renacimiento y la francesa del XIX. Esenciales en sus gustos fueron también los pintores Joseph M.W. Turner y James McNeill Whistler y el teórico John Ruskin”. Cartela introductoria de la muestra.
… Observando a grandes rasgos los hechos biográficos significativos de la vida de Proust, su vida me parece una prodigiosa y armónica confluencia de rasgos esenciales de un artista excelso y virtuoso.
Fue un hombre apasionadamente interesado por el arte, empezando por la literatura y extendiéndola a todas las demás existentes. Al mismo tiempo, su obra refleja una honda y sostenida preocupación e interés por la condición existencial y subjetividad a través de conexiones entre tiempo y memoria. Si a ese profundo sustrato filosófico unimos que es un hombre intensamente conectado a la compleja vida social, aristocrática y burguesa de su época, tenemos todos los ingredientes para que, como dice en la cita introductoria el artista revele la obra que lleva dentro.
A partir de 1907, año en el que comienza En busca del tiempo perdido, no sale de su casa, trabaja durante la noche y duerme de día. A partir de esa época y hasta su muerte (1922) trabaja febrilmente (antes también). El libro que llevaba dentro le obliga a un titánico trabajo de traducción (según él).
Menos mal que el género humano, de vez en cuando, genera grandes artistas, que enriquecen a una inconmensurable cantidad de otros seres humanos a lo largo del tiempo, infinitamente. A mí, por ejemplo, el jueves por la mañana (y el resto de la semana).
Qué sería de nosotros sin el arte y los artistas.
Ahora que voy despacio se me está ocurriendo una maldad, una trampa, posiblemente inadmisible y sacrílega, pero bueno, como me queda tan poco tiempo, ya me lo puedo permitir casi todo, y es apostarme cerca de la meta del maratón y entrar entre los primeros; o, dicho de otro modo: leer El tiempo recobrado, saltándome el perdido, tan largo que ya no alcanzo…
La Fotografía: La Dogana y San Giorgio Maggiore, Venecia, 1834. Joseph. M. W. Turner. “Proust llegó a Turner, uno de sus artistas favoritos, a través de escritos como los pintores modernos de Ruskin. El pintor británico es uno de los modelos de Elstir, y el novelista veía Venecia a través de sus cuadros de difusa luz. En los que, como en muchos de Monet, era difícil de extinguir el cielo de la tierra”. Cartela de exposición.
Turner forma parte de mi canon particular de pintores que en la vida han sido y son.