26 JUNIO 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Jurado Nº 2. Clint Eastwood (2024)
Soporte de imagen
-DIGITAL 8000
Fecha de diario
2025-06-26
Referencia
10906

LOS DÍAS 23
“Y el respeto conlleva el bienestar. El bienestar contribuye al proceso creativo”. Lao Tse 
Miércoles, veinticinco de junio de dos mil veinticinco

Hoy me respeto, pero críticamente, aunque no me dé la gana concretar las razones, porque seguro que las encuentro. Prefiero centrarme en las sensaciones de bienestar que estoy sintiendo en mi patio, a las once de la mañana, con una ligera brisa que ahuyenta el calor y hace que todo fluya en armonía. No hay dolor en ningún punto de mi cuerpo y tampoco vislumbro o temo la amenaza de ninguna enfermedad.
En momentos como este, con una sonatina de Ravel de fondo, que me llega levemente desde el portátil donde escribo, como si fuera la sublime banda de la insuperable película de mi vida, solo puedo pensar que nada de esto acabará nunca, porque nunca moriré.
Los sueños de inmortalidad, siempre tan humanos.
Sin embargo, este gozoso bienestar no me ayuda a ser creativo: no se me ocurre nada que escribir o fotografiar.
Temprano, en mi paseo por caminos feos con Mi Charlie, unas veces detrás, otras delante, pero siempre despacio, he ido oyendo El Castillo, de Franz Kafka, lectura inducida por mi escritor preferido, Manuel Vilas (Dos tardes con Franz Kafka, que estoy leyendo en estos días), en la que dice: “Nada es absurdo en Kafka. Los absurdos somos nosotros”. Yo también lo soy, pero menos, y no porque sea kafkiano (ya me gustaría), sino porque serlo está fuera de mi alcance: ni absurdo, ni kafkiano, solo corriente en todo. Bostezo, pensándome.
El otro día vi Jurado nº 2, de Clint Eastwood, que me pareció portentosa por su compleja sencillez, por su clarividencia narrativo-cinematográfica y por su inteligencia al colocar más allá de la intriga que sostiene el ritmo de una trama perfectamente construida, un dilema moral que te deja perplejo y confuso, sin respuestas posibles en caso de que se te ocurra meterte en la piel del protagonista, el jurado número dos. Como los grandes, Eastwood, te enfrenta a preguntas y dilemas que atañen a cualquier ser humano, pero sin soluciones porque eso es cosa tuya. Impecable en cuanto al ritmo narrativo que avanza sobria y sólidamente y que no acaba cuando la imagen funde en negro porque el drama de la historia seguirá y seguirá para todos los implicados de por vida; pero, Eastwood, elegantemente sugiere la incerteza con la sola pincelada de un plano. Obra maestra, sin duda, la mejor de él, en casi lo últimos veinte años. Agradecimiento infinito hacia el Gran Clint, que tanto me ha hecho disfrutar a lo largo de tantos años.
¿Qué sería de nosotros sin el arte? No quiero ni pensarlo.
La Fotografía: Los dos protagonistas absolutos de la película, perfectos ambos en sus creaciones, especialmente Nicholas Hoult, que es capaz de encarnar con fuerza y credibilidad el tormento de un dilema sin solución y el eterno dolor ocasionado por el peso de la duda culpable. Aterradora situación.

 

Pepe Fuentes ·