El que venga a mí sin odiar a su padre, su madre, su mujer, sus hijos, sus hermanos y hasta su propia vida no puede ser mi discípulo. Evangelio, San Lucas. (Emmanuel Carrere)

EL MAPA DE LOS DÍAS
99. Viernes (24 de diciembre de 2021)

Una Navidad más y ya son dos mil veintiuna. Eso suponiendo que las fuentes sean verdad. Yo las doy por buenas, no me voy a poner ahora a cuestionar unos datos tan lejanos que nada dicen más allá de lo meramente simbólico. Lo importante no es el hecho de que naciera de virgen (imposible, la naturaleza y la ciencia no avalan esa teoría) el supuesto salvador. Lo único verdaderamente importante es que la civilización y cultura occidental se vieron seriamente afectados (positivamente, se entiende), por la conmemoración por los siglos de los siglos de semejante cuentecito. Hoy, las familias se unen y eso está bien (supongo), los comercios venden mucho y eso está bien (eso no lo supongo, de eso estoy seguro) y … “los peces Beben en el río/Beben y Beben y vuelven a Beber… Los pajaritos cantando Y el romero floreciendo…”
Todo es “bonito” en Navidad, con el niño en el pesebre aclimatado por el aliento de los animales, todo es entrañable, sentimentalmente emocionante y tembloroso. Hasta una estrella había en el cielo que anunciaba la buena nueva. Ahora, dos mil veintiún años después la ilusión sigue intacta, y todos estamos contentos en estos días (unos más que otros, claro, pero así es la vida).
La Fotografía: El eternamente renacido, hijo de la Virgen y del mismísimo Dios, al que suponemos con esta imponente imagen, mitad héroe, mitad mito. Tan solo podemos recrearle porque imágenes suyas no dejó y tampoco nada escrito, por lo que no sabemos si era letrado o analfabeto. Su biografía la escribieron unos “negros” (según la terminología actual) también llamados evangelistas a los que con el paso del tiempo hicieron santos. Unos años después, al personaje empezó a irle rematadamente mal: le enjuiciaron injustamente (al parecer), le pegaron, torturaron y finalmente lo mataron con mucho dolor. Para completar el menú de prodigios en torno a él, una vez muerto, desapareció mágicamente sin dejar rastro. Que sepamos, su padre no hizo nada por echarle una mano. Ni siquiera dispuso que le aplicaran cuidados paliativos. No sé. En este asunto no veo nada claro porque por los hijos se hace todo y mucho más si se puede. Me parece una historia dudosa y bastante oscura, con muchas sombras, pero lo cierto es que con el paso del tiempo se convirtió en una eficacísima trama, plagada de metáforas y simbolismos, para el florecimiento de toda una civilización, la nuestra, más concretamente. Estuvo y está muy bien para el apogeo del comercio, el arte, el adoctrinamiento y apaciguamiento de las masas y para colmar las necesidades espirituales y transcendentes de gran parte de la humanidad. Por si fuera poco, literariamente, se ha convertido en el relato más famoso de la historia.

VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Puebla de Zaragoza (Puebla):
lunes quince, por la mañana.

Poco a poco, de iglesia en iglesia, llegamos a Puebla, en torno a la una del mediodía (muchas iglesias para un solo día). Visitamos la Capilla del Rosario, con una cúpula en el interior de una decoración barroca exultante conformada con láminas de oro. Absolutamente impresionante.
Dijimos al conductor (que como previmos no había dicho ni una palabra en todo el camino, salvo para indicarnos los puntos de llegada), que nos llevará al hotel y que podía marcharse.
Nosotros asumiríamos la visita a la ciudad de Puebla, por la tarde.
El hotel nos sorprendió ya que era de diseño reciente, cuidado y con gusto estético excelente.
Nuestra habitación: originalísima, de techos altos, colores sobrios entre el gris perla y el blanco texturizado, suelos de cemento en placas, baño y ducha también de materiales y diseño entre minimalista y funcional. Una maravilla. Por si fuera poco, la habitación se llamaba Frida Kahlo, con una cita suya en letras grandes que orlaba la puerta: “pies pá qué os quiero si tengo alas pá soñar”. Todo un detalle.
Comimos al sol en el patio del restaurante del hotel, en una mesa justo a la puerta de nuestra habitación, como si estuviéramos en casa. Hacía calor y la luz anunciaba tormenta para la tarde, como todos los días…

VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Puebla de Zaragoza (Puebla):
lunes quince, por la mañana.

El indudable éxito de la religión católica, tanto en el viejo mundo como en el nuevo, es que cuenta, entre otros recursos, con un excelente relato literario.
Cada santo, cada papa, cada obispo, cada mártir, tiene una magnífica historia; además de la incomparable de sus jefes y protagonistas absolutos: la Virgen, Jesucristo y el mismo Dios Grande. Para mí, la excepción está en el Espíritu Santo, que nunca he sabido muy bien a qué se dedica.
Todos esos famosos personajes (la cúpula del poder divino) que habitan en el insondable y desconocido paraíso eterno, acompañados de los miles de millones de buena gente corriente que haya ido llegando (bueno, eso no lo sé muy bien, porque nunca he tenido claro si se incorporan en tiempo real o tendrán que esperar al final de todo), se sostienen sobre maravillosas crónicas épicas memorables: prodigios, milagros, teatrales sacrificios, muchas derrotas infligidas al maligno, fenómenos naturales extemporáneos, ascensiones y descensos diversos desde el cielo, apariciones y desapariciones, salvaciones in extremis, sacrificios, martirologios, guerras, cruzadas, plagas, errancias, héroes, santos, cuerpos incorruptos y,  para colmo de los prodigios, la famosa transubstanciación, piedra angular de la fe (o te lo crees o no, porque nadie nunca ha podido demostrar tan increíble misterio).
Todo, absolutamente todo ese cuerpo literario, ha sido creado por miles y miles de escritores (y escritoras), cronistas, poetas, filósofos (y filósofas), y hasta santos y santas.
Aficionados unos, profesionales otros, a lo largo de milenios han dado forma y sustento narrativo a tan fabuloso imperio sobre la tierra y, lo más absurdo y curioso de todo, es que ninguno de los que ocupan la jefatura del poder divino escribieron nunca nada (que sepamos) …