Horas muertas en Brasov…"El insomnio es la única forma de heroísmo compatible con la cama". Emile Cioran
LAS COSAS COTIDIANAS. El cuarto oscuro VIII. Una vez llegado a este punto, quizás solo me quede dormir a pierna suelta mostrando el culo al mundo. Se da la curiosa circunstancia de que esta fotografía está realizada en Brasov, lugar de nacimiento del gran fotógrafo y escritor Brassai, del que leí hace años Conversaciones con Picasso (libro del que apenas me acuerdo, salvo que me resultó ameno e interesante). Ya en aquel remoto tiempo, seleccionaba citas de los libros que leía y, en este caso, elegí las dos siguientes: “Sólo las imágenes muy poderosas tienen la capacidad de penetrar en la memoria y llegar a convertirse en inolvidables. Ese es el único criterio para un fotógrafo” y “Cuando hago una fotografía de alguien me gusta reflejar la inmovilidad del rostro de la persona detenida en su soledad íntima, la movilidad del rostro siempre es un accidente, mientras que yo persigo lo duradero”. Brassai. No sé de qué modo me pueden haber influido estas ideas en mi modo de fotografiar, creo que de ninguna forma, porque las había olvidado por completo. Sí, lo que dice Brassai es obvio, nada que objetar. Pero, además de esos criterios perfectamente homologables con cualquier sentido de la ortodoxia, hace falta talento. Quizá, para enseñar el culo dormido en una fotografía, también haga falta algo de talento, o estar tremendamente aburrido en una calurosa tarde de Agosto en Brasov. Por cierto, cuando hice esta fotografía no sabía que era la ciudad donde nació Brassai (me he enterado accidentalmente ahora), si lo hubiera sabido habría intentado hacer alguna fotografía –muy poderosa que tuviera la capacidad de penetrar en la memoria y llegar a convertirse en inolvidable-. En honor a Brassai, naturalmente.
Datos de copiado de la fotografía de hoy:
Formato negativo: 120 mm (Ilford SFX 200)
Ampliadora: Beseler 23 CII (objetivo, Componon 100 mm)
Papel: Ilford Multigrade FB (Baritado)- Brillante
Tamaño: 18,5*23,4 cm
Grado de filtro: 3
Tiempo de exposición: 4”
Reveladores: Centabrom y Eukobrom (combinados por ese orden)
Fijador: Tetenal o Ilford (dos baños)
Eliminador de Hipo: fórmula propia
Virador: Selenio (Kodak o Ilford)
Secado y planchado
Copias realizadas: 2
Destino: caja de cartón en un mueble ad hoc
Tiempo de guardado en la caja: inespecífico (seguramente hasta mi muerte, momento en el que terminará en un contenedor de basura urbano)
DIGRESIÓN CUATRO: La frontera y otros poemas, de Karmelo C. Iribarren
“De la vida me acuerdo,
pero dónde está.”
Cincuenta y cuatro poemas breves que he disfrutado mucho. Probablemente, no lo sé, sea una selección entre toda su obra (no soy un especialista en Iribarren, aunque me guste mucho) que ahora ha editado, o tal vez reeditado, bajo una determinada unidad temática (la edición no lo explica), que muy bien podría ser la del declive o tal vez un ocaso ineludible, aunque los poemas sean escépticamente vigorosos. Mantienen primorosamente su sencillez y su capacidad para llegar al fondo del vivir en un mundo próximo, epidérmico y esencial; vivencial y existencialmente enriquecido por la experiencia y la mirada limpia, honesta, sincera. No solo es poesía, sino el modo íntimo de interpretar el paso del tiempo en el mundo. Me ha llamado la atención que, de los cincuenta y cuatro poemas, hay diez dedicados a otras tantas personas. Hay que tener un considerable éxito en la vida para encontrar a tantas a quienes dedicar un poema.
…Uno de los días, por la tarde, decidimos parar a dormir. Cada año cuesta más mantener la incesante marcha por calles y calles de ciudades desconocidas, pero que tanto se parecen entre sí. Caminamos y fotografiamos y paramos y bebemos y comemos y caminamos y otra vez lo mismo; todo el santo día haciendo lo mismo, y nos cansamos, claro. Mucho. Así que un día, por la tarde, paramos y dormimos…