"...Y no nos llega ninguna voz del espacio exterior, de los pliegues/Del polvo"… Mark Strand
…Y por qué yo nunca he hecho cosas así? Sencillamente, carezco del talento para hacer cosas tan importantes, aparte de otras consideraciones de distinto alcance y temática. Por ejemplo, siempre he sido de la idea de que la fotografía es un fin en sí mismo, o, dicho de otro modo, es autónoma y autosuficiente y nunca un instrumento para otros fines ajenos e instrumentales. A lo largo del tiempo, largo ya, en todo momento he considerado a la fotografía de autor respetuosamente, es decir, siempre he pensado que es un lenguaje plástico que solo tiene sentido para explicar las percepciones íntimas y deseos artísticos del autor (como el Señor Madoz, que sí creo que está en el concepto adecuado). El fotógrafo autor (que es lo que siempre he pretendido ser), jugaría en los mismos parámetros artísticos que el pintor que pinta, o el escultor que esculpe, o el músico que compone, que solo tienen la responsabilidad de ser fieles a su sensibilidad creativa. Nada de misiones humanísticas o políticas que desvirtúen o contaminen el fin creativo, intimo e intransferible. El dichoso concepto siempre, a ser posible ejemplarizante y educativo…
CONTINÚO CON LA DICHOSA BIENAL (que no he visto). Los críticos interpretaron el lujoso acontecimiento (parece que ha costado más de 2,5 millones de euros) como una muestra: «comprometida con el presente, que reacciona ante el contexto histórico, y en el que la calidad estética viene determinada por la voluntad ética, perfectamente legítima» Elena Vozmediano. También hay una alusión crítica hacia el arte «comercial y autorreferencial«. Lo importante, parece ser, es crear obras plásticas de tesis sociológica, que pueden ser valiosas, por qué no? Lo lamentable es que haya que recurrir a construcciones o deconstrucciones de un feísmo anecdótico e, ineludible y paradigmáticamente, a acepciones de arte povera: montones de ladrillos con agujeros (sí, los de las obras de bloques de protección oficial), para elaborar un supuesto discurso sobre los « espacios problema », según el señor Enwezor. Todos lo movimientos artísticos, inevitablemente, han hundido su razón de ser en la época en la que fueron creados, pero, nunca hasta ahora (creo), se había producido un alejamiento tan desalentador entre el espíritu o el mundo sensorial personal y las lecturas e interpretaciones (tan bien pagadas) de artistas espectáculo, que elaboran devastadoras.
Y El Fotógrafo dijo:
«Los que se empeñan en expresar su percepción del mundo en imágenes (entre ellos, los fotógrafos), tendrían que tener mucho cuidado con lo que dicen sobre sus realizaciones. Las fotografías no se explican. Me parece».
SIGO CON LO MISMO Y VOY ACABANDO. Hay una valoración de uno de los teóricos en defensa de la razón del evento y en sentido crítico hacia creaciones descomprometidas que me inquieta «… los peligros de la creación autorreferencial». Acaso la creación no es siempre un acto necesariamente autorreferencial? Supongo que el creador parte de lo propio y tiende a lo universal y esa (creo) es la razón esencial del arte, a no ser que pretendamos un arte estalinista. No quiero caer en mensajes esteticistas y apegados a una cierta tradición más fácilmente asimilable por establecida y deglutida; tampoco quiero afirmar taxativamente que el montón de ladrillos no pueda crear una catarsis sensitiva y conceptual en el espectador; es sólo que esas expresiones están muy lejos de incidir en la percepción sensible del individuo, sobre todo por aburrimiento (o quizá sí, que ya no sé muy bien el terreno que piso) y por ser de una evidencia tosca y gruesa que desprecia el sentido y la capacidad de sentir placer del otro (una razón capital del hecho artístico). Lo de los ladrillos me parece un hecho parecido al de practicar sexo con un preservativo de madera. Es más, creo que es un insulto a la inteligencia el proponer binomios como: imagen de carro de combate disparando (Thomas Ruff) igual al terror y la injusticia de la guerra, o al colmo de lo «desacogedor», ¡qué obviedad!
NADA QUE ESCRIBIR III… puede que la cita de hoy ya la haya traído a este diario pero, qué más da, nadie me pedirá cuentas por la reiteración y yo tampoco rendiré cuentas a nadie por nada de lo que hago aquí, faltaría más. La cita: «Era una pintura de inaudita belleza, de la que emanaba un fulgor íntimo. Permanecí estático y luego avancé a zancadas hacia aquella misteriosa tela sobre la que sólo alcanzaba a ver formas y colores sin motivo ni tema. De pronto se resolvió el enigma: era uno de mis últimos trabajos, pero no estaba derecho; había quedado apoyado en la pared sobre uno de los lados». Vasili Kandinsky