La elegante majestuosidad de las columnatas siempe atesoran sueños de divinidad y belleza…
CONTINÚO CON LA FOTOGRAFÍA. No me gusta la fotografía formal o aparentemente directa pero que encierra «profundos» conceptos que es preciso explicar. Citaré un ejemplo: un destacado fotógrafo internacional llamado Martin Parr, viajó a lo largo de 28 países fotografiando plazas de aparcamiento creo que «libres» (si no estuvieran libres, sólo serían espacios supuestamente utilizables para aparcar tapados por un coche) para intentar demostrarnos –la relación existente entre el ser humano, la máquina y su entorno, y lo que es más importante aún: la evidencia del hecho que vivimos en un mundo donde a veces, intentar aparcar es una utopía- (fragmento extraído de un texto que acompañó la muestra). Lo cierto es que esto último tiene bastante gracia, probablemente justificaría la «magnitud» del proyecto, si no fuera porque las fotografías eran de una aridez sencillamente insoportable. Me provocaron un incontenible bostezo y una cierta irritación. En un momento en el que apareció mi infrecuente lucidez me pregunté ¿qué coño hago perdiendo el tiempo con semejante estupidez? Prefiero otras visiones.
Cuando tus ojos ya no juzguen
sino contemplen,
cuando ya sólo agradezcas,
esa es la edad de Roma,
la edad de pasear
por Roma
José María Álvarez
BERLÍN (del cuatro al nueve de agosto de dos mil quince). Foto 23
Los turistas no hablan con nadie. Nosotros, turistas también, tampoco. Por las mañanas, nada más empezar el día, desayuno en el hotel. En todos los hoteles se come lo mismo por la mañana. Todos nos afanamos silenciosamente en los huevos con bacon, los bollos dulces, tostadas, mermeladas y café con leche, o lo que sea. Todos mirando al suelo o a las salchichas. Siempre el mismo ritual mañanero. Luego, a la calle, a las atracciones pensadas para turistas, a las plazas, a los edificios monumentales, a las colas para acceder a museos en los que generalmente la mayoría se aburre y desde luego se olvida de lo que ha visto nada más salir. Bueno, esto solo lo supongo porque es lo que me pasa a mí. Y fotos, muchas, con cualquier pretexto (qué hará la gente con tantas fotos como parece que hacen?). Por mi parte lo sé: las descargo en el diario, como si tuvieran algún sentido, y luego me olvido. A cualquier hora del día los turistas paran en las terrazas, siempre llenas, y beben y comen (nosotros también), pero lo hacemos a horas razonables…?. Los turistas (ellos), sin embargo, comen a todas horas. No hablamos con nadie, pero sí entre nosotros, mucho, pero de lo que ya nos sabemos, luego también podemos estar en silencio, tranquilamente. Cada uno en su mundo. Nadie mira a nadie. Ni falta que hace. Nos cansamos mucho, todo el día de la ceca a la meca y encima yo cargado como un sherpa, por lo del arte. Todos los días lo mismo. Turismo y más turismo, cansancio y más cansancio (al parecer, feliz). Pero…todo está bien como está. «La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad». Friedrich Nietzsche
Sospecho que para realizar fotografías, importantes o no, uno tiene que olvidarse del lenguaje fotográfico como condicionante y de que es un presunto fotógrafo. Como quien escribe, de que supuestamente es escritor. Probablemente, sólo se puede llegar a la madurez creativa cuando se han dejado atrás todas las preocupaciones técnicas e inherentes al lenguaje utilizado; simplemente porque ya están incorporadas a las células y fluidos corporales. Se hace lo que hay que hacer y punto. Nada más.
«¿Ha buscado alguna preocupación filosófica constante en su obra?
-No. Creo en la experiencia a través de todos los sentidos: a través de la literatura, la música, la amistad, la pintura, etc. Todas ellas producen en una persona una serie de experiencias que se acumulan, y esas experiencias acumuladas forman una filosofía, no cerrada sino abierta. El artista siempre trabaja con los ojos.» Manuel Álvarez Bravo
DIGRESIÓN UNA (trece de abril). El ojo crítico, Radio Nacional. Espléndido programa realizado por Juan Carlos Morales (agudo, sutil e informadísimo realizador y entrevistador), donde se difunden noticias de actualidad cultural y se realizan entrevistas a creadores de cualquier disciplina que hayan generado expectativas artísticas y sociales. Colaboran con blogs especialistas en diversas materias, entre ellos Luis Antonio de Villena, escritor y poeta, que se ocupa de literatura y poesía. A de Villena lo entrevistó Juan Carlos Morales con motivo de su último poemario publicado: Imágenes en fuga de esplendor y tristeza. En esta entrevista el autor aborda crítica y apasionadamente el desolador y muy deplorable nivel cultural de los tiempos que corren. El entrevistado desplegó una muy interesante teoría de lo que supone estar seriamente interesado y comprometido con la cultura. Estuve de acuerdo con todas y cada una de sus valoraciones y lo estuve de forma entusiasta. Entre sus afirmaciones: «…yo he sido siempre un poeta muy culturalista que ha jugado mucho con elementos de la cultura para hacer el poema, integrando la cultura porque la cultura es una parte de la vida si uno ha sido bien educado y entonces sabe que la literatura, el arte, la música son placeres, eso no se puede quitar y son ante todo modos de gozo, modos de experimentar un epicureísmo vital que es muy necesario y que al mismo tiempo enriquecen tu yo, tu categoría humana; dan profundidad a tu psique, hacen tu inteligencia más viva, te crean y vivifican muchísimas más neuronas en tu cerebro. La cultura te convierte en un ciudadano a través del humanismo, en un ciudadano crítico que cuando recibe noticias a veces tontas, a veces estultas, el ciudadano que piensa sabe decir esto me gusta, esto otro no; éste es un cretino, aquel otro me está diciendo cosas nobles, aquel otro me está engañando disfrazándose de pobre cuando en realidad es un rico. En ese momento, cuando el ciudadano tiene cultura, cuando sabe, cuando ha leído, cuando ha pensado, pensar es muy importante, puede distinguir lo que le están diciendo bien de lo que están diciendo mal, el ciudadano tiene su propio criterio y eso es lo que le hace demócrata; demócrata no solamente es votar en una urna, demócrata es pensar y elegir entre muchas cosas para que salgan las que salgan, pero pensadas con inteligencia, pensadas con cultura y eso es lo que está fallando. El nivel cultural en España es lamentable e incluso la educación cívica…». Naturalmente, el poemario ya lo tengo. No puedo sustraerme a compromisos estéticos tan sugestivos y ciertos para mí: «…en fuga porque todo se lo lleva el tiempo y esplendor porque en la vida hay mucho esplendor, entre ellos el arte y la belleza, y tristeza porque al final casi todo termina mal, nosotros mismos solemos terminar más bien mal». Luis Antonio de Villena
Vuelvo al asunto de los viajes o, en mi caso, más bien del «turisteo»: voy a los mismos sitios que los turistas, como en los mismos restaurantes y fotografío las mismas cosas; salvo que lo hago con una cámara más grande. Soy un turista más, sin duda. A mí me hubiera gustado ser un viajero, culto, refinado, aventurero, publicar magníficos libros de viajes, y realizar epatantes exposiciones con mis inauditas y exóticas fotografías; naturalmente acompañadas de catálogos lujosos, con textos vibrantes que rezumaran pasión, riesgo, e intensidad artística. Sé que hay fotógrafos así, pero no, yo sólo soy un turista que arrastra su maleta por las aceras de las ciudades, espera pacientemente a que el semáforo se ponga verde, y desemboca en una plaza atestada de turistas como yo ¡qué envidiosa mediocridad, por dios!…
Este otro, sin embargo, era un hombre encogido que pisaba tímidamente el suelo de mármol. Le estuve observando mientras caminaba sin propósito por el interior de la Galería, y me pareció que había algo en él de medrosa desorientación. No encontraba el momento de fotografiarlo, deambulé a su alrededor, a una cierta distancia, sin atreverme a invadir su aparentemente apocada y retraída intimidad. Cuando decidió salir le seguí y, poco antes de que su imagen gris y apesadumbrada desapareciera de mi vista para siempre, le fotografié así, misterioso y huidizo.
Feliz quien pudo
Hallar un destino a su medida.
Friedrich Hölderlin