"...Sin amigos que les olviden, muertos/Clandestinos". Luis Cernuda
Tres días y tres noches en Nueva Orleáns, o más bien en el French Quarter. Durante el día, arrastrando el equipo por calles y más calles: calor, sudor y la excelente cerveza Blue Moon para aliviarnos de tanto esfuerzo. El cementerio San Luís I: pequeño y laberíntico, ofrecía texturas viejas, blancos rotos y formas misteriosas. Fue fotográficamente apasionante: tuve la sensación de haber encontrado uno de mis motivos. En esos momentos el mundo y todo lo que me rodea se pliega a mi mirada: fotografío rápido, siento la cámara, sus formas y su peso entre las manos, y me siento feliz metiendo la cabeza y la mirada en el visor y penetrando a través de ella en lo que tengo frente a mí. Es una experiencia enervante en la que no existe otra cosa que la luz, los encuadres, la cámara y mi mirada furiosa e inquieta. Me adentro en una especie de trance incontenible. Cuando termino, me invade una tranquila satisfacción. Suele ser tiempo perfecto, redondo, intenso. Ese día hacía un calor sofocante que casi impedía respirar; cuando terminamos, en un bar cercano, unas cervezas heladas. Sí, creo que el placer existe a veces: nos acompañó en Nueva Orleáns, ese día, por la mañana.
«Uno de los vicios de Francia ha sido la esterilidad de la perfección, que nunca se manifiesta tan claramente como en la escritura. La preocupación por formular bien, no desgraciar la palabra y su melodía y concatenar armoniosamente las ideas: ésa es una idea obsesión francesa. Ninguna cultura ha estado más preocupada por el estilo y en ninguna otra se ha escrito con tanta belleza, a la perfección. Ningún francés escribe irremediablemente mal. Todos escriben bien, todos ven la forma antes que la idea. El estilo es la expresión directa de la cultura». E. Cioran (De la France, 1941)
Borradas están ya las inscripciones
De las losas con muertos de dos siglos
Sin amigos que les olviden, muertos
Clandestinos.
Luis Cernuda