Paramos al borde de la carretera, a fotografiar, y enseguida vinieron a auxiliarnos…
De Kingman a Oatman la carretera avanza por un paisaje desértico bellísimo. Vergílio Ferreira: «Escribo para hacer posible la realidad, los lugares, los tiempos, a los que esperan que mi escritura los despierte de su manera confusa de ser. Y para evocar y marcar el camino que he realizado, las tierras, las gentes y todo lo que he vivido y que sólo en la escritura puedo reconocer porque en ella recuperan su esencialidad, su verdad emotiva, que es la primera y última que nos une al mundo». Comparto en parte con Ferreira lo que dice, aunque lo mío, primero, sea fotografiar. Sin embargo, yo ni espero ni deseo despertar a nadie de su manera confusa de ser, ni de nada, faltaría más. Por mi, todo el mundo puede seguir en estado de confusión eternamente, yo, sin ir más lejos, también lo estoy. A mi sólo me interesa la belleza que encuentro por el camino.
…»Si investigas las posibilidades de cualquier material y aprendes cómo utilizar tu material él te va a dirigir hacia su potencial».Richard Serra. Con estas condiciones tan excepcionales de la copia fotográfica me ocurre algo, después de tanto tiempo, que me sigue desbordando y asombrando (quizá por eso sigo empeñado en vivir tanto tiempo en mi «cuarto oscuro»), y no es otra cosa que casi nunca consigo que la copia tenga la apariencia final que tenía planeada para ella (no sé si eso es bueno o malo), porque o me satisfacen
mucho o me disgustan bastante, aunque esto último se puede arreglar repitiendo la copia, cosa que detesto profundamente. Soy un laboratorista muy irregular (como en todo lo demás). Siempre me han asombrado los fotógrafos que consiguen una unidad de tonos y estilo de positivado uniforme (muy estimado, por cierto, en el mundo de este lenguaje). No soy así ni mucho menos y además supongo que no me gustaría serlo. Me aburriría. Creo que cada una de las fotografías puede tener vida propia y eso supone dejar margen y libertad, no sólo a mi propio estado de ánimo en el momento de realizar la copia, o a mis numerosos errores y algunos aciertos (libertad para el azar), sino también al comportamiento de los materiales e incluso al alma de la propia imagen que intentará expresarse de algún modo. Con todas las fotografías de estos últimos días me he debatido últimamente entre químicos, cubetas, una cierta impaciencia, satisfacciones y también disgustos.
…Sigo con –lo que deseo hacer en fotografía-, que en definitiva no es otra cosa que la búsqueda incansable de la belleza; un ejercicio personal e intransferible que en mi caso no queda en la mera contemplación, sino que, además, mediante la elección y toma de imágenes, pretende ser una forma de expresión propia. Esta definición, bastante obvia y quizá prescindible, no tiene otro objeto que señalar como preocupación estética ineludible el paisaje. Aunque no sea un aspecto esencial de mi interés estético, sí es una parte importante de lo que he hecho y, sin duda, de lo que haré. No puedo obviar la tierra que piso, los horizontes donde dirijo mi mirada, los cielos que me dan cobijo o la presencia del agua, esencia misma de la vida y de la belleza. Siempre he procurado fotografiar los paisajes con los que he gozado. Siempre intentaré encontrar otros que me apetezca fotografiar…