Qué esperan los vendedores de los visitantes: nada, ni siquiera nos ven, ni falta que hace…
…Las personas que normalmente me interesan son las guapas, por encima de las aparentemente interesantes. Tuve la sensación de que escaseaban ambas: las guapas tampoco eran tan guapas y, las supuestamente interesantes, aunque me parecían bastante más inteligentes que yo, sus «saberes» nada tenían que ver con lo que creo saber yo. A partir de ahí, ¿de qué coño podríamos hablar?; obviamente de nada. Pues eso. Pero, como soy un tipo extremadamente considerado e inseguro, me dedico a escuchar y ellos, los otros, a hablar, incesantemente, como si tuvieran algo que decir, y eso les excita y complace. Se muestran muy contentos.Todo era inadvertidamente divertido y conscientemente tedioso al mismo tiempo…
CASI TODOS LOS LIBROS (últimos)…En el pedido de libros, consecuencia de la frustrante ira de mis contratiempos mecánicos, también incluí, A través del espejo, de Andrés Ibañez. Se trata de relatos y retazos de obras que se han escrito a lo largo del tiempo a partir de ese prodigioso y sencillo artilugio, tan fotográfico por otra parte, «La imagen es el espejo». Alberto García Alix. Después de un extenso prólogo de Ibañez, veinte escritos de queridos autores: Borges, Bioy Casares, Poe, Rilke, Chesterton, Danilo Kis…y algunos más. Todos gozosos, seguro…
DIGRESIÓN SEIS. Un beau soleil intérieur (Un sol interior). Francia (2017). Guion y dirección: Claire Denis (Inspirada en el ensayo de Roland Barthes «Fragmentos de un discurso amoroso»). Fotografía: Agnès Godard. Intérpretes: Juliette Binoche, Gérard Depardieu, Nicolás Duvauchelle, Josiane Balasko, Xavier Beauvois, Alex Descas, Bruno Podalydès, Paul Blain. Isabelle, artista y aquejada de una permanente crisis de ansiedad, es Juliette Binoche, soberbia en su papel. Esta historia se desarrolla en el microcosmos del mundo del arte, sin que éste apenas aparezca, lo que es una lamentable posibilidad frustrada. Sin embargo, Denis nos muestra la historia de una mujer de mediana edad que busca desesperadamente consuelo amoroso, sin encontrarlo nunca. Isabelle es una mujer condenada a vivir en una atónita, perpleja, ofuscada y permanente imposibilidad. La eterna cuestión: intentar tocar y hacer posible en la vida real, pegajosamente cotidiana, la textura, color y olor de los sueños. Isabelle cree tener derecho a que la vida sea un guante para la delicadeza de su alma, y sí, derecho tiene, sin duda, pero las cosas no son así, especialmente para gentes de mediana edad, abocadas a conjugar inteligencia y deterioro físico. Y desengaños. Da la impresión de que Isabelle, a lo largo de su vida, se ha creado un mundo propio, culturalmente evolucionado (es artista) pero, al mismo tiempo, esa elección le ha restado capacidad de adaptación social y amorosa, hasta llevarla a la desesperación. Aunque, tal vez, una vida más sencilla (léase simple) tampoco le habría proporcionado estabilidad y plenitud existencial. No lo sé. La historia se cierra con Gérard Depardieu, una especie de consejero sentimental, chamánico e inverosímil, en un monólogo sentencioso y sabio que pretende ayudar a Isabelle en su laberinto. El mejor momento de la película, sin duda, que se puede resumir en una lúcida y casi imposible recomendación: -debe estar siempre Open-. Película estimable, entre un cierto costumbrismo tranquilo y una revulsiva desesperanza.
…Hay mucha gente que suele decir que no entiende el arte contemporáneo. Es una bobada, porque es bastante fácil de entender, infinitamente más comprensible que el antiguo. Creo yo. Como siempre, comencé a caminar sin orden y eso me acarrea un problema hacia la mitad de la visita: no sé lo que he visto y lo que no y ese es el preciso momento en el que empiezo a sospechar que no me estoy enterando de nada y de sentarme un rato a pensar si debo irme o dar otra vuelta (como ellos). Enseguida me entraron ganas de fotografiar. Comencé…
…A algunos autores, prolíficos sin duda, me los encontré en varias galerías. Concretamente hay una artista que me cae como una patada en el culo que estaba en varias: Marina Abramovic. Marina, la inefable e inevitable Marina, cada año, tan seria, profunda y desoladoramente aburrida; empeñada en que su careto (no precisamente bello) aparezca siempre en sus obras con una expresión de teatral trascendencia en la que parece decir: mirad y apreciad la profundidad de mi mensaje y la originalidad de mi puesta en escena. Soy una artista total. Fotografiada en distintas posiciones y actitudes: en una de ellas mirando muy concentrada y solemne a una sartén, o algo así (creo), y en otra dándose una vuelta volando o levitando por la cocina donde se encontraba esa sartén (supongo). Algún incauto puede deducir que este tipo de obras son complicadas de entender; se engaña: Marina Abramovic es Marina Abramovic; una sartén es una sartén; y el hecho de elevarse sobre el suelo es simplemente levitar o volar. Ya está. Es así de fácil el asunto. Ah, y esta no es una fotografía de una fotografía de Marina Abramovic a punto de tener un orgasmo artístico, sino de dos mujeres que están merendando. Yo también podría ser un artista contemporáneo muy profundo y difícil de entender (o no); sólo me faltaría añadir a esta imagen alguna tontería conceptual…