"Lo inalcanzable en los animales: cómo te ven ellos". Elías Canetti
En todos los casos el entorno es ilusorio. Nada los rodea, saldo su propio aletargamiento o hiperactividad. John Berger
CUENTECITO TRISTE Y FURIOSO SOBRE POLITICA VII (o la absurda y lamentable deconstrucción de un país, el mío: España). Estoy escribiendo este cuentecito exactamente en la mañana del diecinueve de octubre, jueves, y cuando termine, que espero que sea hoy mismo, no volveré a revisar el texto de estos días y tampoco, claro, incorporaré ninguna novedad que pueda producirse, sencillamente porque lo que ocurrirá serán meros e intranscendentes detalles tácticos, de una parte, o de otra. Todo lo esencial, para mí, lo he dicho ya. Cuando esta pesadilla termine, por ahora es imposible saber si durará meses o décadas, todos habremos perdido mucho y solo hay un culpable, que no se nos olvide, y que no es otro que el que ha empezado la pelea: ellos. Ah, que también quede claro que a esas gentes solo cabe derrotarlas de modo aplastante, lo mismo que se hizo con el nazismo. Con el nacional-populismo no hay otro modo: ellos o nosotros. Los nacionalistas siempre se comportan igual: crear una animosidad aversiva hacia los otros y a continuación articular estructuras y estrategias de destrucción de los diferentes. Hacer prevalecer lo suyo a costa de la destrucción de lo ajeno. Cualquier salida pactada supondría una victoria para ellos y una derrota diferida para nosotros. No hay soluciones mágicas y mucho menos dialogadas: o se guerrea o nos rendimos, pero tanto una cosa como otra, lo antes posible, porque ya está bien de sufrimiento y pérdida de tiempo para todos. Quizá, lo más sensato, sea asumir la derrota, porque, al fin y al cabo, no es deseable compartir destino y viaje con semejantes y peligrosos piojosos (por mí, se podrían ir a la puñetera mierda). Acabo ya este triste y desesperanzado y pequeño cuentecito furioso, asumiendo que ganarán, y lo harán porque, como le dije a mi amigo hace años, ellos desean más, ellos tienen un ilusionado propósito épico, aventurero e incluso romántico, y nosotros no, solo somos un pueblo acobardado y acomplejado, sin iniciativa, ilusión y ni tan siquiera ganas de defendernos.
Fotografía: Por último, manifestar solemnemente que no volveré a pisar ese “país”. Sí, porque además, mi motivación en los viajes siempre es fotografiar y lo mejor de ese “país” ya lo he fotografiado: los animales que guardan en el Zoo de Barcelona.
…Algo más sobre este último tema de exaltación de lo «tradicional» y ahora recurriré a más apoyos externos porque son tremendamente ilustrativos de lo que siento hacia las técnicas antiguas que no viejas. Me serviré de Antonio Muñoz Molina, mi fiel oráculo porque siempre escribe estupendamente de valores y cosas que a mí me sirven. Acabo de leer El atrevimiento de mirar (título de resonancias muy fotográficas) en el que incluye un capítulo bellísimo sobre un pintor, Miguel Macaya, que no conocía y que me ha interesado sobremanera. Todas las obras que he podido ver a través de internet me han impresionado, no solo temática y formalmente, sino porque, además y especialmente, sugieren una longitud de onda que va más allá del mero hecho de pintar espléndidamente. Miguel está realizando una obra de misteriosa y convulsa belleza, atravesada, de algún modo, por la herida que infringe vivir…
…A lo largo de la mañana seguí escurriendo el bulto. Eludí a toda costa el enfrentarme al hecho de fotografiar, porque, sencillamente, no se me ocurre nada que quiera hacer; pero no, no debo engañarme, lo que sucede es que en este momento no tengo ni deseo ni necesidad de hacerlo. Estoy fuertemente desmotivado y a diferencia de estos coipus que también parecen estarlo, yo estoy solo en mi cubículo de desidia y flojera. Vuelvo a John Gray: «Para Freud, la búsqueda de la felicidad nos distrae del hecho de vivir. Sería mejor ponerse algo diferente como objetivo, un tipo de vida en el que uno no necesitara una ilusión de satisfacción para considerar el hecho de ser humano una experiencia interesante y que merece la pena vivir…»
MEMORIA ESCOLAR 1. Iba a la escuela por un camino bajo el que, poco antes de llegar, atravesaba un angosto túnel para el paso del agua de un arroyo seco. En las mañanas primaverales los lagartos salían a tomar el sol, cuando los veíamos, procurábamos meterlos en el túnel, nos situábamos a ambos lados y los apedreábamos impidiendo que salieran. Cuando se sentían acorralados venían hacía nosotros corriendo a gran velocidad con la boca abierta. Escapábamos a mayor velocidad todavía. Desde entonces me causan miedo…
Los perros cansados de Abbu Simbel. Cómo deben disfrutar tumbados perezosamente a la sombra. Quizá sea la razón de que su vida sea más corta que la nuestra: agotan su cuota de felicidad y gozo en menos tiempo.