El amor, oh el amor, juego de ilusionismo en la mudable pared…
Ayer, en la presentación en sociedad de mis obras y las de mis otros cinco colegas, lo de siempre: gente (casi todos amigos de unos y de otros) asiduos de la Galería (pocos), algunas preguntas de desinhibidos y curiosos y también alguna felicitación. Así durante casi dos horas, porque, además, como era uno de los protagonistas estuve hasta que acabó la función. Luego, alguna copa con los íntimos y hasta el 31 de Enero que iré a recoger lo mío ¡qué bonito! Contado así se puede pensar que no tiene ninguna gracia el asunto, pero no es así. Objetivamente los hechos son esos, pero hay aspectos emocionales, contradictorios e incluso lógicos, por no hablar de la cuota de vanidad de cada uno, que hacen que estas representaciones sean necesarias para los que nos da por estas cosas. Sólo hay que saber controlar dónde y por qué lo haces y aplicar la necesaria lucidez para interpretar con sensatez lo que realmente sucede en estas ocasiones.
Hoy acaba la exposición en la que he participado (esta es una de las fotografías de la muestra). El hecho de exponer es un gesto esencialmente comercial: colocas en el escaparate tu producto para que sea comprado. El mercado del arte es complicado (supongo que como todos), pero con el factor añadido de que, lo que vendemos, es superfluo para la mayoría de la gente. Creo que sólo un colectivo muy selecto tiene la sensibilidad suficiente para apreciar y dedicar parte de sus recursos a colgar en sus paredes una obra que le haya gustado y disfrutar de ella. Son personas con las que a mí me gustaría dialogar porque, muy probablemente, tendríamos algo que compartir, pero no sé dónde están. Una de las funciones de las galerías es poner en contacto al artífice y al potencial destinatario de sus creaciones. Uno de los problemas con el que nos encontramos los que ocupamos nuestro tiempo en hacer, es que luego nos falta para situarlo en manos de personas que, sin duda, pueden estar interesadas en que compartamos algo: el artista la realiza y el comprador la posee; ese en un hilo de conexión muy personal que ninguno de los dos olvidará.
Shakespeare tuvo algo que ver. Nada humano le fue ajeno.
Por fin hemos llegado al día señalado: hoy se inaugura una exposición colectiva en la que participo con 3 obras. Es en la Galería Armas 51 y el título: Más que palabras (no he intervenido en la organización, sólo he aceptado la invitación a participar). Mostramos obra 3 pintores y 3 fotógrafos. Esta es una de las fotografías que expongo (junto a otras 3 compone un mosaico de 1,05 m x 1,28 m); el título Shakespeare tuvo algo que ver. Hacía 8 años ya que no colgaba obra en sala y, aunque es una pequeña muestra, me apetece hacerlo. Mañana seguiré hablando de este asunto.
Yo estaba allí. Entraba mucha gente que se lanzaba entusiastamente a escribir mensajes amorosos. Que candorosa confianza.
La casa de Giuletta