"No podemos engañarnos: la vida que deberíamos estar viviendo es justamente la que estamos viviendo". Rafael Argullol
Fotografié rostros que no me fascinaron, aunque sí provocaron mi mirada y la de mi vieja cámara pequeña. Fotografiar es uno de los pocos recursos que tengo para acercarme a la carne y la entraña de una aparente verdad; pero que también es una inmensa mentira.
Sin contar
queda la historia
de las caras
vueltas hacia otro lado.
W. G. Sebald
Erik Satie:
respiro con cuidado, poco cada vez, bailo muy raras veces, cuando ando voy por los lados y miro fijamente atrás. Muy serio de aspecto, si me rio es sin querer, y siempre me disculpo por ello con educación; sólo duermo con un ojo, tengo un sueño muy duro…
pepe fuentes:
no todo está perdido para mí, aún puedo soñar con ser artista. En este capítulo soy exactamente igual que Satie; salvo que cuando camino miro fijamente al suelo, pero esa diferencia no creo que tenga ninguna importancia…
foto 7: este otro señor, se parece mucho al de ayer y me pasa exactamente lo mismo con él; no sé en qué tipo de talento colocarle, tal vez en el de los actores de carácter.
INTRODUCCIÓN A UN EJERCICIO DE COMPARACIÓN DE VIDAS DISÍMILES.
Me gusta mucho la música de Erik Satie (me gustaría que mis fotografías fueran y tuvieran el espíritu de su música), y también me fascinan sus escritos. Su talento, indudablemente, pertenecía a un tipo de expresión tremendamente original y precursora, pues nadie antes que él había creado una música parecida. Poseo la capacidad de admiración hacia determinados tipos de talento, el suyo por ejemplo, y una cierta frustración por no haber alcanzado ni de lejos la forma de ninguno. La prueba irrefutable es la calidad y magnitud de lo realizado, naturalmente, y una más, entre otras muchas, el estilo de vida que se ha llevado o simplemente se ha recreado verosímilmente. Como juego veraniego, voy a entretenerme en comparar un día de su vida cotidiana, descrito en Memorias de un amnésico, con uno de la mía. No se puede ser artista y llevar una vida corriente, sin originalidad, imaginación, matices o textura emocional. La pauta la marcará Erik Satie, más o menos hace cien años. Comenzaré mañana, y como no tengo fotografías de Satie, claro, y mi imagen me aburre, ilustraré el repaso a nuestras vidas dispares con imágenes de hombres anónimos y fugaces que, a simple vista, también carecen de genio artístico; aunque tampoco parece que pertenezcan a mundos cercanos al mío, que soy un tipo corriente. Bueno, no sé, probablemente, el invento de los próximos días sólo sea consecuencia del calor y de una cierta angustia vital…
foto 1: este señor, aunque por su aspecto, pudiera ser contemporáneo de Satie, no lo es.
El ser humano, con su alma, su ser, su carácter, su vida, su realidad, su sensibilidad, su razón, y su perplejidad, también necesitará de algunos valores («morales») para articular su existencia; por ejemplo, lo considerado como BUENO…
VOCES de Antonio Porchia:
* La bondad no es vida.
* El hombre está hecho de un modo que no le es posible ser bueno, ni cuando es bueno. La bondad no es vida.
* El mayor bien lo hace el menor esfuerzo.
* La falsa bondad ha conquistado a la sana bondad y la posee.
* Lo bueno posee infinidad de autores; lo malo, en cambio, casí no tiene autores.
* Si llamas buenos solamente a los buenos, ¿quién te llamará bueno?
* Si eres bueno con éste, con aquél, éste, aquél dirán que eres bueno. Si eres bueno con todos, nadie dirá que eres bueno.
* Lo indomesticable del hombre, no es lo malo que hay en él: es lo bueno.
* Me haces mal y te parece que me haces bien. No diré que estás equivocado.
* Cuando no me ves perdido quisieras verme perdido, para salvarme. Eres igual a tu dios.
Erik Satie:
la jornada de un músico. El artista debe regular su vida.
Aquí tienen el horario detallado de mis actividades diarias:
me levanto a las 7:18. Inspirado de 10:23 a 11:47;
almuerzo a las 12:11 y me levanto de la mesa a las 12:14.
pepe fuentes:
me levanto a las 7:02. Inspirado, sólo unos minutos en el momento menos pensado; en ocasiones hasta dos veces al mes, y eso si se trata de una buena época, generalmente sólo sucede en Otoño.
Paso la mañana yendo y viniendo de una cosa a otra. La causa: experimento con la técnica prueba-resultado-error (generalmente), así que cambio de actividad a ver si tengo más suerte.
No almuerzo tan temprano como Erik Satie.
foto 2: este señor, tampoco.
…Lo que sí sabía era como me sentía al final de la mañana: terriblemente cansado, hastiado de la visión de tantos semblantes extraños, de gentes tan poco estimulantes (a lo mejor era porque no había oído sus razones). No podía evitar especular con la textura de la vida de esas personas y eso era un ejercicio que me desalentaba; una estupidez, tal vez, pero así eran las cosas para mí esa mañana, inevitablemente, porque no puedo resistir la tentación de repetir cada año. ¿Qué puedo hacer, si no? Seguir, claro, al fin y al cabo todo este campo de aproximaciones y distancias es desconcertante y apasionante. Las preguntas son infinitas; las respuestas también. Nada acaba, aunque todo esté acabado. Los autores dicen cosas, aparentemente contradictorias, pero todas enigmáticas y ciertas, todas me sirven y no me sirven:
«Nuestra piel se convierte en una frontera infranqueable, más allá de la cual comienza el silencio del mundo. Rafael Argullol.
«El rostro es el lugar donde la naturaleza, el cosmos entero, sale de su hermetismo». María Zambrano