Érase un hombre con la cabeza dañada…
«Soy más surrealista que nunca. La única literatura, la única poesía que me gusta es la surrealista. La única pintura que me gusta es la surrealista.» Luis Buñuel ¿Qué ha sido del surrealismo, quién es hoy surrealista, quién se aventura a «retratarse» como tal, una vez pasada la era de los célebres ismos? Nadie, me parece. Ya no hay surrealistas y tampoco se habla de surrealismo. Sin embargo siempre ha existido y existirá, lo que demuestra una cierta falacia en las interpretaciones del presente, tan escasas en perspectiva. Creo firmemente que crear o mejor actuar en clave surrealista es la quintaesencia de la pervivencia del espíritu humano.
«Los artistas surrealistas van y vienen entre el mundo interior y el mundo exterior, realizando en sus obras una tarea de transcripción: los surrealistas se mueven con libertad, osadía y plena naturalidad en la región fronteriza entre el mundo interior y el mundo exterior, que aunque sea todavía imprecisa, posee una total realidad (surrealidad, sobrerrealidad) física y psíquica;… transcriben cuanto ven en dicha zona e…intervienen enérgicamente cuando sus instintos revolucionarios les impulsan a hacerlo». Max Ernst
…Porque hay dos opciones, o más (las que uno necesite y quiera). A saber: adoptar una localización o tema como referente y desarrollar continuadamente las muchas o pocas ideas que a uno le asistan (hay fotógrafos que sólo fotografían a su perro, o su cuerpo, y les ha ido muy bien, pero para eso hay que tener mucho talento), o cambiar constantemente de lugar y tema, o mi caso, que no sé muy bien cuál es, depende del año, y éste me ha dado porque no debo repetir localizaciones, no porque no pueda hacer en un sitio ya trabajado, sino porque a más lugares más posibilidades, más sugerencias (como el sexo: cada cuerpo ofrece sensaciones diferentes). Cuando me enfrento a un espacio no conocido, si me gusta, enseguida aparecen imágenes posibles, y eso es gozoso; por el contrario, en uno conocido tengo que esforzarme en el qué hacer…
«Estoy buscando el puente que lleve de lo visible a lo invisible». Max Beckmann. Yo también, no hago otra cosa, pero apenas consigo nada.Fotográficamente lo que me inquieta en esta época es la naturaleza y enigma del lenguaje en sí, en intuir y presentir en qué consiste para mí el hacer fotografía; o dicho de otro modo: qué quiero fotografiar y por qué. Imagino que la fotografía tiene un alma que le es propia, o muchas, tantas como fotógrafos pueda haber, pero yo aspiro a encontrar la mía y sueño con que, en aquellos momentos en los que me encuentre con ella no sea de una banalidad exasperante y estúpida. Prescindible por sabida. Los que nos arriesgamos a ponernos a prueba, a contrastarnos con acciones, corremos el terrible riesgo de darnos de bruces con nuestra inepcia, con nuestra superficialidad, con la falta de talento. Maldita sea; o todo lo contrario, porque esa peligrosa y gozosa obsesión no la cambio por nada.
…Una vez descubierto el misterio del inexplicable impulso fotográfico he buscado en mi intrincado, enigmático, disparatado e ingente contenedor de imágenes sin fin ni propósito y me he encontrado con la fotografía del gatito que fue y que vivió hasta llegar a gato, y luego a gato muerto. Cuando me lo encontré años después de que fuera gatito, en el huerto podrido, me lo llevé cuidadosamente para fotografiarlo como evocación poética y nostálgica de lo que fue, de todo lo que es y de pronto deja de ser para ser otra cosa, para ser nada y ahí ha quedado, fijado en uno de mis escondidos negativos para siempre. Nadie sabe cómo fue la vida del gatito que sobrevino en gato hasta que le llegó el final. La muerte le ha dotado de una indudable y sobrecogedora presencia quieta. Lo fotografié por el inexplicable e inquietante impulso que crea ignotas conexiones para que confluyan en mi vieja cámara, sin que yo llegue a entenderlas, ni siquiera remotamente…
…El Fotógrafo, entre el polvo de las paredes, los techos desgarrados y los suelos rotos, se acordó de una frase de Mark Rothcko: «[En mis pinturas quiero expresar] el secreto pero inmediato terror salvaje, al sufrimiento, a los caminos cegados y a las aspiraciones muertas que yacen en el abismo de la experiencia humana, desde donde se alzan para atacar sin descanso el sosiego de nuestras vidas». Luego, cuando todo le empezó a ir «bien», se suicidó…